FIESTAS PATRONALES
 

Cabeza del Buey, como sucesora de la antigua Puebla de Almorchón con sus habitantes, heredó y le ha cabido en suerte, tener en su término esa joya que es el SANTUARIO de Ntra. Sra. de BELÉN, Patrona de la Villa, centro en torno al cual gira la espiritualidad y devoción de sus habitantes y comarcanos, así como gran parte de su historia.

Su origen, como lugar sagrado, se pierde en la noche de los tiempos, siendo este sitio privilegiado por la Naturaleza, donde el hombre de la comarca, desde remotas civilizaciones precristianas ha rendido culto a las fuerzas sobrenaturales, y adonde ha acudido para recibir beneficios tanto físicos como espirituales.

En el emplazamiento del actual santuario, según cuenta la leyenda, transmitida de una a otra generación, en épocas muy remotas, anteriores a la invasión árabe, pasando de careo unas zagalillos, yendo a sestear como de costumbre con sus ovejas a este lugar de frondosos árboles y fuentes rumorosas, uno de ellos se acercó a beber a una de ellas y vio reflejad en el agua una bellísima señora sonriente. Quiso alargar el braza para tocarla, pero no pudo. Por eso no quiso contar nada, creyendo haberse tratado de una ilusión óptica. En la siguiente ocasión en que pararon a comer en el mismo lugar, el pastorcito se aproximó a la fuente, preocupado por el suceso anterior y ... ¡asombro!: allí estaba la maravillosa mujer. Quedándose maravillado por la emoción, lo que atrajo la atención de sus compañeros, que acudieron a ver qué pasaba y descubrieron igualmente la imagen en el fondo del agua. Cuando alzaron la vista, contemplaron a la señora entre las encinas próximas, lo que les llenó de admiración y estupor. Instintivamente cayeron de rodillas y comenzaron a rezar. Por la noche comentaron a sus familias tan insólito suceso y la noticia se extendió con presteza por la zona. Empezaron a acudir gentes, con rogativas sobre los problemas que sufrían, en peregrinación al lugar. Comenzaron a producirse los primeros milagros. Allí construyeron los fieles una Ermita dedicada a la Virgen María, conscientes de que de ella se trataba. Con motivo de las apariciones en este lugar, según es creencia popular, algunas encinas de estos parajes presentan rugosidades de forma triangular en sus bellotas, lo cual se interpreta como la presencia de la imagen de la Madre de Dios.

Más tarde, tras la Reconquista de estos terrenos a los árabes, en los años 1232-36 los Caballeros Templarios, a quienes les fueron adjudicados por Fernando III, construyeron su cuartel-granja, y una ermita en el mismo lugar, muy cerca de su castillo de Almorchón, bajo la advocación de NUESTRA SEÑORA DE BELÉN. Los templarios también construyeron en dicho castillo una capilla dedicada a la misma imagen. Y cuenta la leyenda que los caballeros-monjes del Temple trajeron de Tierra Santa una imagen (¿la del castillo o la del santuario?) de Nuestra Señora, tallada en la madera de un olivo de Getsemaní.

De los siglos XIV y XV no han perdurado noticias acerca del santuario. Los habitantes de la Puebla de Almorchón se han trasladado a Cabeza del Buey, pero no olvidando, al parecer, su devoción por la sagrada imagen, puesto que en la Visita de D. Luis de Acuña, comendador de la Orden de Alcántara, del año 1550, se refiere que en la anterior que hicieron los comendadores de Herrera y Mayorga en 1532 decían que “existía una Cofradía muy antigua en la Hermita de Belén (...) Dicha Cofradía de Ntra. Sra. de Belén fue fundada para honra de Dios Ntro. Señor y de su Bendita Madre, la Virgen Santa María, Ntra. Sra., y para la conservación de la paz, amor y caridad de los hermanos, cofrades de ella, y para sufragio de las almas de los difuntos. Y en el día de Ntra. Sra. de Septiembre iban los hermanos a la ermita y decían una misa cantada y vísperas. Tenían mayordomo entre si. Y ese día de Ntra. Sra. tenían una comida y lo que se gastaba, comida, misa y cera lo repartían entre sí”. En 1550 se conservaba la Cofradía, “excepto que la comida qué solía haber se había quitado , qué de tres años a aquella parte ya no se hacía (...) y la nueve fiestas de Ntra. Sra. (una cada mes señalado) se hacían en la Iglesia Parroquial de la Villa, y se decía una misa en cada una y sacaban una imagen de Ntra. Sra. en unas andas. Y cada año estando todos juntos en la Ermita de Belén, el primer Domingo pasado el día de Ntra. Sra. de Septiembre, se elegía un Alcalde, dos Diputados, un Escribano, un Mayordomo y un Muñidor para las cosas necesarias de la buena administración de la Cofradía. Y los oficiales que salían elegían a los que habían de ser al año siguiente”.

En la Visita realizada por D. Alonso de Villarroel Yeban en 1619 se confirman todos estos extremos; y la Cofradía contaba en esta fecha con 300 hermanos.

Es precisamente, entre el último tercio del siglo XVI y principios del XVII, cuando se reconstruye suntuosamente la Iglesia del Santuario en el lugar que ocupara la anterior, u se talla una nueva Imagen de Virgen de Belén, observándose los cánones de la anterior, que debió ser negra. Según el Privilegio de Felipe IV de 1635-55, por el que se confirma el Título de Villa de Cabeza del Buey, en él figura como Patrona de la Villa la Virgen de Belén. Con este motivo, el Concejo hace un voto a Nuestra Señora, consistente en ofrecer una comida a todo el pueblo, costeada de las rentas de los Propios de la Villa y las del Santuario, a semejanza de la costumbre que tenían los hermanos-cofrades entre sí de antiguo. Naturalmente, tal voto dejó de cumplirse al ser enajenadas las fincas de propios en virtud de las leyes desamortizadoras promulgadas en el siglo XIX. La Cofradía siguió existiendo y sus hermanos de denominaban “Soldados de la Virgen”; entre ellos mediaba una jerarquía militar. En el siglo XIX aún se conservaba para la Cofradía la estancia en el viejo “cuartel del Temple” con el nombre de “Cuarto de los Soldados”, el cual fue dividido en dos en el año 1873 con motivo de las obras que hizo D. Jose Castillejos. En él se acomodaban la reprentación de la Cofradía y las Autoridades, durante en antiguo voto a la Virgen y velada de San Miguel, que a manera de feria se celebraba allí todos los años (al menos hasta el siglo XVIII), feria y fiestas que después se trasladaron a la Villa. Como los beneficios de los impuestos pertenecían a la Virgen, cuando estas ferias y fiestas se celebraban en Cabeza del Buey los beneficios de arriendo de los portales de la plaza pertenecían a la Virgen de Belén.

Según disponían las DEFINICIONES DE LA ORDEN DE ALCANTARA, normas vigentes mientras existió la Orden, y valederas para todo el territorio de su jurisdicción, las cuentas (para esta y todas las cofradías) serían tomadas por el Prior de Magacela o su Vicario, en su visita cada tres años, y entre una y otra, por el Cura o Beneficiado, las cuales las enviaban al Prior para su aprobación. Determinaban además (Capº XIV) “Que no sean Mayordomos de las Iglesias, Ermitas y Cofradías los Clérigos, ni Alcaldes, ni Regidores, ni otro oficial del Concejo....”

En la Visita que hizo en 1791 el Magistrado de la Audiencia Territorial a esta Villa, el informe de los sacerdotes decía: “Belén.-La Cofradía de Nuestra Señora de Belén tiene Constitución, sin aprobación, y 60 individuos, que contribuyen con cuatro reales al año. Se invierten en función de la Iglesia, misas dotadas y misas para entierros. Conoce la Justicia Real.
Hay en este Santuario dos ermitaños, que nombra la Villa y aprueba el Prior de Magacela”.

Cuando se disolvieron las Órdenes Militares en el año 1876, el Priorato de Magacela se disolvió en dos Arciprestazgo: uno en Villanueva de la Serena, que pasó a la Diócesis de Badajoz; y otro en Castuera, que se incluyó en la Diócesis de Córdoba. Con motivo de este evento, giró la visita pastoral a esta Villa el <obispo de Córdoba, a donde pasamos a pertenecer; en el curso de esta visita disolvió la antigua Cofradía. No obstante, en 1879, se fundó otra nueva Cofradía de Nuestra Señora de Belén, nombrándose Hermano Mayor a D. Jacinto Balmaseda y Gómez-Bravo, Senador del Reino, que redactó un nueva Reglamento “para el buen régimen de la misma”.

En 1868, se erigió en la Cruz de Belén, por cuenta de la Mayordomía del Santuario. Y en 1887 fue el primer año en que al traer la Virgen a Cabeza del Buey, después de la Romería, el día 27 de Septiembre, para presidir las Ferias y Fiestas Patronales en su honor, se desvió por el poblado pedáneo de Almorchón, ya construido junto a la estación ferroviaria del mismo nombre. La imagen fue clamorosamente recibida, y a su regreso se habilitó una Capilla en la Escuela de Niños para celebrar misa

Las coplas en honor a Ntra. Sra. de Belén que se cantan de continuo en todos los actos, romería, misa, procesión, etc, las compuso D. Bernardo Mansilla, Sacerdote, hijo de esta villa, en el año 1816.

ROMERÍA DE BELÉN. Día 27 de Septiembre. Por A. R. Valdés. Año 1926.

“ En un bellísimo rincón de la Serena, frente a la sierra pintoresca que recorta sus picachos en un cielo luminoso, está el bello santuario en que se venera a la Virgen de Belén.
El sol la besa rendido y hace sus piedras de oro, mientras vierte esmeraldas en los valles de la Serena, ópalos en los vericuetos de plata en las cintas de los ríos y brillantes y mágicas cascadas, en los arroyos que bajan cantando por las rientes laderas.

Forastero: Si no has visto la Romería de Ntra. Sra. de Belén no has visto algo hermosos y conmovedor; que en abigarrada confusión de sentimientos y colores, te ha de emocionar.
El día de la Romería acuden al famoso Santuario infinidad de devotos: carros primorosamente adornados, que llevan cargamento de mujeres bonitas; arrogantes jinetes enjaezados con primor, automóviles y trenes llevan a Belén a una multitud que llena de vida la dulce calma de aquel paisaje ensoñador.
Los romeros acompañan a la milagrosa imagen desde el Santuario al Pueblo, entonando las tradicionales coplas en loa a la Virgen llenas de fervor. Al paso por Almorchón, encuentra las calles adornadas y una gran multitud que allí la espera...
Pero lo realmente conmovedor es la entrada en el Pueblo. La multitud llena materialmente las calles y plazas del trayecto (hasta la Iglesia Parroquial), en que se levantan arcos de triunfo en serie infinita.

Arden al paso de la venerada Imagen, multitud de castillos de fuegos artificiales, cantan todas las campanas una letanía de gloria, y el público electrizado por la emoción del momento, entona las coplas fragantes de ingenuidad y sencillez, en honor a la Virgen, que se destaca sobre un mar de cabezas un gesto protector.
La vez primera que yo, forastero como tú, presencié la entrada de la Virgen, fue una emoción tan grande que las lágrimas pugnaban por brotar de mis párpados.
La Entrada de la Virgen de Belén en Cabeza del Buey es algo conmovedor e inenarrable.”

Llegada la procesión a la Parroquia, la Virgen es colocada bajo dosel en el Altar Mayor. El día 28 se ha considerado siempre de descanso. El día 29, día de San Miguel, Ntra. Sra. de Belén es sacada en procesión para que recorra el Pueblo, y a continuación se inaugura el rodeo de ganados, y con él las fiesta patronales de la villa, que durarán hasta el día primero de Octubre. Es tradición que la Virgen no puede pasar nada más que un Domingo en la Iglesia de la Villa, por lo que al siguiente (segundo en el pueblo) se la dice una misa mayor temprano y, seguidamente se instala en sus andas de camino, y después de la procesión y travesía por el Pueblo, en los arcos triunfales de recibimiento tiene lugar la despedida; el pueblo emocionado entona las coplas de despedida y se emprende la romería de vuelta al Santuario, hasta dejar la Imagen en su urna del Altar de la Iglesia de Belén. La gente pasa el día en la hermosa pradera, de comidas y fiesta y por la tarde regresa al pueblo, menos ilusionados que en el día que se trae a la Villa.

LA FERIA DE SAN MIGUEL.

No se sabe con exactitud cuándo empezaron a transformarse las Fiestas Patronales en Feria de Ganado; si guarda relación con el final de los derechos del agostaderos de los vecinos en la Encomienda y en la Real Dehesa de la Serena y los otros derechos de los aprovechamientos ganaderos hasta el día de San Lucas (18 de Octubre), o forma parte de la cadena de ferias de la zona antes de empezar el nuevo ciclo agrícola-ganadero. Lo cierto; que es la última del verano, y con ella se da entrada al Otoño y la nueva nulidad económica campesina. Se contratan los arrendamientos rústicos y de empleo en las fincas (“acomodos”); por este motivo a San Miguel se le llama “el de las cuentas”, En el aspecto amoroso, también las parejas de novios solían escoger las fechas de antes de la Feria para contraer matrimonio, pasar la luna de miel en las fiestas, y después emprender la nueva vida. De paso, la feria era buena ocasión de mercado para acrecentar el ajuar; y en cuanto a los aperos y utensilios de herramientas para el campo, también era el momento. La Feria era negocio, diversión y alegría, y ocasión para que los pueblos vecinos convivieran y por este motivo, casi todas las casas se transformaban en posadas con el fin de acoger a los forasteros.

Con la mecanización del campo y la extensión de la sociedad de consumo, las ferias han perdido importancia, ya que los medios de comunicación y transporte hacen que disfrutemos de mercados frecuentes y abundantes. En la actualidad, son fiestas lúdicas y principalmente de diversión.

Vicente Serrano.

TRAJE TÍPICO DE LABRADOR DE LA SERENA. (Antiguo)

Chaqueta negra de paño de Sonseca (Toledo).
Chaleco negro de idem. Calzones de idem, abiertos en los costadillos inferiores, viéndose en ellos vivos colores rojos.
Faja de lana negra o roja con flecos.
Medias de hilo blanco con tabladilla.
Camisa de lino blanco.
Sombrero de fieltro y copa cónica.
(Revista de Estudios Extremeños (del Centro). Tomo IV. Pag.179 Año 1930).
Calzado en Cabeza del Buey.- Borceguíes de tres hebillas y
Polainas o “andorras”.- Zahones y Zamarra. (Los pastores)

VOZ PARROQUIAL DE NTRA. SRA. DE ARMENTERA
- 26 de Septiembre de 1954.-

A NTRA. SRA. DE BELÉN. RECIBIMIENTO. (Voz del Señor Cura Párroco) Quiero pedirte buen parroquiano, unos minutos nada mas; ese es el tiempo que has de emplear en leerte estas breves líneas.
Como veras van dirigidas a los hijos de este pueblo, o por lo menos a los que en él residen habitualmente. Y te aseguro que su lectura ha de llevar a tu alma una alegría, una felicidad y una paz que no encontrarás tan fácilmente. ¿La causa?

Todos los años, el 27 de Septiembre se repite un grandioso espectáculo: el día que viene la Virgen de Belén desde su hermoso Santuario a la Parroquia de la Villa. Un número inmenso de personas la acompañan: el Clero, las Autoridades, hombres y mujeres, niños: es todo el Pueblo rebosante de alegría el que se concentra a la salida de la población. Y desde el momento que se corre el velo de las andas, los cohetes cruzan el espacio, la Virgen bendita cobijada bajo el arco triunfal recibe el filial homenaje de todo un pueblo que canta “ la Salve” empezando su carrera apoteósica por las calles de la población, no cesan los vivas y aclamaciones; ni las campanas en su repicar alegre, ni el cuadro hermoso de los fuegos artificiales, mientras todo el pueblo canta: Eres de Belén la Pastora Bella, eres de esta Villa Patrona Suprema. Así es mi buen parroquiano. La Virgen de Belén es el encanto, la alegría y la Madre de todos los hijos de Cabeza del Buey. Muestra tú, Virgen Bendita que eres su Madre, pero Madre de todos: porque ante tus plantas, durante el corto espacio que estas con nosotros, doblará su rodilla el rico y el pobre, el sabio y el ignorante, el grande y el bajo. Reconociéndote como Madre te llaman su Pastora y de esta Villa Pastora Suprema. Son por tanto, Virgen Bella de Belén, estos tus hijos, ovejas queridas sometidas a su Pastora Suprema.

DESPEDIDA .- Y llegó el día final: el de la despedidad.
El pueblo de Cabeza del Buey tiene dos días al año que revelan hondamente su religiosidad: el uno (como se ha dicho) el 27 de Septiembre, tarde otoñal en la que todo se agita y mueve, las carrozas que regresan del Santuario, los alegres cantares de una juventud rebosante de vida; el repicar de las campanas indicando a todos que la Virgen pronto llega, en una palabra, unos que vienen, otros que van, el pueblo se pone en movimiento. El otro día, también una mañana otoñal en los primeros días del mes de Octubre, cuando pasados los días reglamentarios por la tradición, todo se dispone para el Domingo de DESPEDIR A LA VIRGEN DE BELÉN. ¡Y alegre cuadro consolador de Fe profunda es el que ofrece todo el pueblo! Porque de todas las calles afluyen una gran cantidad de fieles, los que se dirigen a al Parroquia a despedirse de su Pastora Bella y Suprema: la Virgen de Belén. Bien puede decirse que es un verdadero hormigueo de fieles de todas las clases y edades los que se dirigen a la Iglesia.
Al amanecer la Parroquia se llena de gente, es insuficiente para contener la ingente muchedumbre que alrededor de la Virgen se concentra. Y las campanas llaman a los fieles para acompañar a se Reina a la salida del Pueblo: ¡Adiós Madre Adorada! ¡Madre del Salvador!

Se forma la procesión: hombres y mujeres van delante y detrás de la Virgen de Belén, y cantan las tradicionales coplas de elogio a la despedida, a Nuestra Señora:

Tristes y afligidos
Nos deja tu ausencia
Y anegado en llanto
Todo el pueblo queda

Sé, pues compasiva
A nuestras dolencias
Y desde Belén
A todos consuela.

Y al final del Pueblo se llega, La Virgen levantada en alto mira a su pueblo: ¡Adiós Reina del Cielo!.....
Una gran muchedumbre sigue aún detrás de la Virgen, mientras la distancia, todo lo va dejando como un punto blanco que poco a poco se pierde...

Se fue la Virgen. Hasta otro año ...
Mientras tus hijos, fieles y devotos, te llevan al Santuario desde donde presides a este tu pueblo, la Parroquia ¿Oh Virgen Bendita! Te suplica que no nos abandones. Si, Virgen Santa de Belén. No te olvides de nosotros, de nuestros pesares y sinsabores, de nuestras penas y amarguras. Bajo tu manto cobíjanos a todos: a unos en el caminar duro y áspero de la vida, a otras en sus empresas, en sus negocios, en sus trabajos.... Todos necesitan consuelo: y desde Belén, a todos consuélanos.

Y con esta protección tuya, con este consuelo de saber que tenemos una Madre Divina, seguiremos luchando y trabajando durante todo el año, hasta de nueva poder saludarte y tenerte entre nosotros.

Cabeza del Buey, 10 de Octubre de 1954.


Vicente Serrano.